¿Cómo tratar la tendinitis del supraespinoso en tenistas mediante la fisioterapia?

 tendinitis del supraespinoso

tendinitis del supraespinoso

Se puede decir, que dentro de las lesiones que tienen lugar sobre el complejo articular del hombro, ciertamente la tendinitis del supraespinoso es una de las más comunes, desencadenando estados de dolor intenso y limitación funcional incidiendo en el estado de salud y desarrollo de la actividad deportiva, para ello, se propone un abordaje desde la perspectiva fisioterapéutica para lograr solucionar dicha enfermedad.

Las lesiones deportivas y su intervención mediante la fisioterapia, es ciertamente un tema muy amplio de abordar, debido a todos los puntos a tomar en consideración, para ello si quieres conocer sobre ello puedes asistir al congreso de fisioterapia y deporte dictado por el equipo de Fisiocampus y sus invitados. Por otro lado, se puede decir que existen múltiples herramientas que pueden ayudar en el abordaje de éste tipo de afección tan frecuente de los tenistas, sin embargo, antes de hablar sobre ellas, se hace importante resaltar algunos datos anatómicos que servirán en el análisis biomecánico y patológico.

Anatomía del hombro

Articulación glenohumeral

Se trata de una de las articulaciones más importantes del cuerpo humano, es conocida por ser de tipo diartrosis artrodia, es decir, que puede realizar movimientos en todos los planos y ejes anatómicamente descritos, particularmente similar a su homónima en la cadera la articulación coxofemoral. Sus carillas articulares se componen por la cabeza humeral que se articula con la cavidad glenoidea de la escápula. Se puede decir que una de las características principales de ésta articulación es de ser incongruente, gracias a que la cabeza humeral al ser más grande que la cavidad glenoidea de la escápula no puede encajar correctamente, necesitando de muchos tejidos estabilizadores que sirven de coaptadores y que evitan la presencia de luxaciones u alguna otra lesión traumatológica.

Dentro de los estabilizadores pasivos que se pueden encontrar se mencionan los siguientes:

Ligamento coraco humeral

Descrito como una lámina fibrosa, ancha y gruesa que se ubica particularmente en sentido anterior de la articulación glenohumeral, el cual tiene su origen a nivel de la apófisis coracoides de la escápula y de allí se divide en dos (2) fascículos los cuales son:

  • Troquiniano: El cual se inserta directamente sobre el tubérculo menor del húmero

  • Troquiteriano: El cual se inserta directamente sobre el tubérculo mayor del húmero

Dicho ligamento actúa directamente en los movimientos de flexo extensión del húmero.

Ligamento glenohumeral

El cual se dispone a lo largo de toda la cara anteroposterior de la articulación glenohumeral siendo el principal estabilizador pasivo de la misma, el cual de divide en tres (3) fascículos descritos a continuación:

  • Ligamento glenohumeral superior: Quien se ubica por debajo del ligamento coracohumeral y abarca la parte superior del labrum glenoideo discurriendo en sentido lateral para terminar sobre el cuello anatómico del húmero.

  • Ligamento glenohumeral medio: Teniendo quizá el mismo origen que el anterior e incluso un poco inferior, se dispone en sentido oblicuo para terminar en el tubérculo menor del humero por debajo del tendón subescapular

  • Ligamento glenohumeral inferior: Considerado el más largo, ancho y fuerte de los anteriores, tiene su origen en la porción anterior de labrum glenoideo y desde alli se dispone en sentido inferior y lateral para terminar sobre el cuello quirúrgico del húmero.

Por otra parte, se puede decir, que existen también estabilizadores activos, en los que se comprende el grupo muscular del manguito rotador donde se incluyen los siguientes músculos:

  • Músculo Supraespinoso: Siendo quizá el principal músculo estabilizador de la articulación glenohumeral, tiene su origen a nivel de la fosa supraespinosa y termina a nivel del tubérculo mayor del húmero. Las disposiciones de sus fibras en sentido lateral realizan una fuerza traccional en sentido medial sobre la cabeza humeral para lograr coartarla. Dicho músculo participa activamente en la abducción del hombro principalmente por encima de los 90º de movimiento. 

  • Músculo infraespinoso: Quien se ubica por debajo de la espina de la escápula en la fosa infraespinosa desde donde discurre en sentido lateral para terminar a nivel del tubérculo mayor del húmero por debajo del supraespinoso, su acción principal es realizar la rotación externa, sin embargo, sus fibras musculares facilitan la estabilidad activa al realizar una tracción medial sobre la cabeza humeral

  • Músculo Redondo menor: Ubicado por debajo del infraespinoso, a nivel del borde inferior de la escápula, se dirige en sentido lateral y anterior para terminar igualmente a nivel del tubérculo mayor, siendo el más inferior de todos, participa directamente sobre la rotación externa del hombro.

  • Músculo Subescapular: Quien tiene una función muy importante a nivel anatómico, tiene su origen a nivel de toda la cara anterior de la escápula desde donde discurre para terminar sobre el tubérculo menor del húmero, participando directamente en la rotación interna del húmero, sin embargo, su importancia radica en fijar la escápula a la parrilla costal.


En tal sentido, se puede decir que la participación activa del manguito de los rotadores es de suma importancia no solo para lograr la movilización del hombro en los distintos planos, sino también en la estabilización durante los mismos.

¿En qué consiste la tendinitis del supraespinoso?

Se habla directamente de un proceso inflamatorio que tiene lugar sobre el tendón del músculo supraespinoso, ante un estado de sobre uso y estrés mecánico, gracias a su participación activa durante los movimientos overhead en éste caso de los deportes como el tenis, en donde no solo el músculo se encuentra hiperactivo, sino que también puede existir un rozamiento directo sobre el acromion, ya que, en algunas personas hay presencia de osteofitos (formaciones óseas) que se ubican sobre dicha superficie ósea, lo cual trae como consecuencia una disminución en el espacio subacromial por donde discurre el tendón supraespinoso pudiendo irritarlo durante los movimientos por la fricción ejercida.

Inflamación que se manifiesta sobre el tendón del músculo supraespinoso…

En tal sentido, se puede decir que ésta afección también es bastante común en la población adulta que no necesariamente realice una actividad física incidiendo hasta en un 40% de la población mundial al menos una vez en la vida.

Es importante resaltar, que dicha afección puede llegar a manifestarse de manera crónica, llegando incluso a asociarse con el hombro congelado o una tendinitis calcificante. Así pues, dentro de los distintos factores que puede influir en la aparición de ésta patología se pueden resaltar los siguientes:

  • Caídas o golpes que afecten directa e indirectamente a la región del hombro.

  • Cargar y trasladar objetos pesados durante un largo periodo de tiempo.

  • Practicar deportes como el tenis, sin realizar un correcto acondicionamiento neuromuscular.

  • Malos hábitos posturales como padecimiento del síndrome cruzado superior o incluso la escoliosis o rectificación cervical.

En tal sentido se pueden destacar algunas manifestaciones clínicas que acompañan al dolor punzante que se origina a raíz de la tendinitis del supraespinoso, como lo son:

  • Debilidad muscular o pérdida de la capacidad contráctil, sobre todo durante el movimiento de abducción por encima de los 90º

  • Puede presentarse una ligera inflamación a nivel de la región externa y superior del hombro

  • Algunas personas manifiestan rigidez articular ante los movimientos del hombro.

Evaluación y diagnóstico fisioterapéutico

Para lograr diagnosticar correctamente la tendinitis del supraespinoso es necesario primeramente hacer una recolección de la información de manera subjetiva en cuanto al comportamiento del dolor, su intensidad, localidad y en qué momento llega a ser agravante o mitigante.

Así pues, se pueden realizar algunas pruebas especiales, como, por ejemplo, el “Test de jobe”, la “prueba del brazo caído” o “Test de Neer”, mediante las cuales se pueden identificar y confirmar la presencia de una tendinitis del supraespinoso.

En sumación a esto, se debe realizar la palpación de las debidas estructuras y vientres musculares que se encuentran sobre la región del hombro y que guarden relación directa con el tendón del supraespinoso, con la finalidad de corroborar las manifestaciones clínicas dolorosas u algún otro tipo de afección como restricciones miofasciales o puntos gatillo

Finalmente, se pueden realizar pruebas musculares para poder comprobar la fuerza de contracción y al mismo tiempo mediante la geometría conocer el rango activo de movilidad.

Tratamiento dirigido a deportistas para abordar la tendinitis del supraespinoso

En función de que se necesita el regreso lo más pronto posible del atleta se debe buscar intervenir de manera eficaz y rápida haciendo uso de distintas herramientas, en donde se debe promover igualmente a un tratamiento activo, por tanto, se puede hacer mención de las siguientes maniobras:

  • En primera instancia, a lo largo de los primeros días de tratamiento, se debe buscar la analgesia mediante el uso de algún agente físico, bien puede ser el ultrasonido o el TENS permitiendo la mitigación de los síntomas dolorosos.

  • Asimismo, La aplicación de técnicas manuales, principalmente siguiendo los principios de Kaltenborn mediante las movilizaciones intraarticulares e incluso de tracción, se puede lograr aumentar el rango de movimiento al mismo tiempo que se libera la adherencia sobre la cápsula articular y por ende los tejidos cercanos pueden relajarse llegando a disminuir la clínica dolorosa.

  • Los ejercicios de fortalecimiento serán de mucha ayuda pues a través de ellos se podrá fomentar al aumento del rango articular y mediante la estimulación de los mecanorreceptores se podrá disminuir el dolor.

  • El masaje transverso profundo, también puede ser usado en estos casos, en donde se puede favorecer el llamado de sustancias reparadoras a la zona lesionada al mismo tiempo que se produce una reorganización de las fibras de colágeno.

Finalmente, en función de regresar al atleta a la actividad deportiva, se deben reeducar los gestos deportivos mediante ejercicios de reacción, aceleración, pliométricos, entre otros. Que promuevan no solo el mejoramiento de las valencias físicas, sino también de la técnica de ejecución de dichos movimientos.